Estación de Méndez Álvaro. El autobús procedente de Algeciras acababa de estacionarse en la dársena 56.
Nbuku bajó y cogio su bolsa. Subió por las escaleras mecánicas. Una multitud pululaba por el vestíbulo. dio unos pasos y dos hombres se plantaron frente a él.
Papeles, querían papeles. ¿Qué papeles podía dar él?, el hijo pequeño de Wadne, el hacedor de cestos. una furgoneta azul abrió su puerta trasera y allí entro Nbuku.
Olía a zotal. Llegó a un edificio oscuro. Su llegada a la capital no había sido muy afortunada. Le habían hablado de la hospitalidad de los madrileños y del cielo azul de Madrid. Lo habían empujado, se encontraba mal y el cielo que veía era un techo sucio de hormigón.
Nuestro hombre estaba seguro de que al día siguiente amanecería. Seguro que aquello mejoraría.
¿Qué os parece la llegada de Nbuku a Madrid?
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